martes, 13 de febrero de 2024

147-126 a.C.: Rafael Martín

 

Hace unos días Adriana me hizo llegar su magnífica recreación de una parcela del Teixeira. Me puso los dientes largos “visualizando” toda la Topographia en “versión Adriana”. Al parecer tiene más ejemplos…, pero abandonó tan noble y encomiable empeño, cuando experimentó los primeros síntomas de enajenación mental al dibujar la enésima casita. Lo entiendo, pero lo lamento; me relamo ideando lo que podría ser, al menos, la recreación del circuito completo de la muralla cristiana.

En su mensaje, Adriana, ofrecía su dibujo por si pudiera ser útil para ilustrar alguna Entrada de Nuestro Madrid. Pedí voluntarios y ante el ominoso silencio no he tenido más remedio que “echarme a ruedo”, porque no puedo quedarme con esa joyita en los archivos “archivados”.

El Título puede resultar engañoso ya que, en general, lo de “a.C.” quiere significar “antes de Cristo” lo que nos situaría en los tiempos de Viriato o del sacrificio de Numancia, con escasa relación directa con los carpetanos de la época, que estaban incorporándose a la Hispania romana sin mayores problemas.

Pero no, en este caso, lo de “a.C.” quiere decir: “antes de Cibeles” o más exactamente, “antes de la Fuente de la Cibeles” y todo ello porque en los planos de Mancelli y de Teixeira no puede aparecer la Fuente, ya que tardó 147 y 126 años, respectivamente en instalarse.

Lo que sí aparece en esos planos es la primitiva Puerta de Alcalá.

Ahora, por arte de birlibirloque, y porque me place, dedico esta entrada a la “premonizada” y augurada Fuente de la Cibeles, inaugurando de paso una nueva etiqueta, la de mi fuente favorita.

Desde mi niñez La Cibeles viene ocupando un lugar más que significativo: ¡era y es, Madrid! Estaba y está ahí, viendo pasar el tiempo, como la Puerta de más arriba, dando identidad y seguridad a los madrileños, a los “importados” y a los visitantes, pero con el paso de los años ha ido incorporando nuevos significados y ocupando nuevos espacios en nuestra sociedad.

Por ejemplo, y en lo más personal, mi personal computer  está adornado con la icónica imagen de la Fuente; es la primera y la última imagen que veo siempre que me empeño en la lucha informática: leer, informarme, escribir, bloguear, jugar, ver deporte, etc.

Pero hay otras dos dimensiones de Cibeles a las que debo referirme esta ocasión: una, es la mitológica y la otra, la futbolera.

De la mitológica me había preocupado poco hasta ahora, pero he leído con atención Mitología, Símbolos y Alegorías en las calles de Madrid de maese Osorio y he empezado a ocuparme. No sé si me gusta mucho lo que he leído; las diversas versiones de la vida y milagros de nuestra diosa protectora no tienen por dónde cogerlas, ya que siendo la diosa de la fertilidad está rodeada de vírgenes y castratis, cuando no es ella misma la que va cortando genitales con una hoz. En una de las versiones, Cibeles era en origen el hermafrodita Agdistis, que tras la correspondiente castración pasó a ser nuestra diosa protectora; de ser conocida esta historia por determinados colectivos es más que posible que el mismísimo Florentino se replanteara determinadas celebraciones.

Y esto me lleva a la dimensión futbolera. Carlos, con habilidad, trata de diluir la identificación de Cibeles con el Real Madrid asegurando que fue el Atlético de Madrid el que inició las celebraciones en la Fuente con ocasión de una Recopa y que años más tarde, harto de las celebraciones del Real, decidió que, si tuviera que celebrar algo, lo haría en la fuente del hijo. Lo que se le olvida a Carlos es que antes que la romana Cibeles, la diosa era la griega ¡Rea…l Madrid! Estaba, pues, predestinada.

Y desde entonces, el Madrid, a Cibeles y el Atleti, a Neptuno, en donde ya ha celebrado algo que nunca celebrará el Madrid ¡el campeonato de Segunda! (¡Qué envidia!)

 


5 comentarios:

  1. La Cibeles, musa madridista y diosa republicana
    Madrid, sin Cibeles, sería un chiste sin gracia, un bocadillo sin jamón, un chotis sin taconeo. Lo dice el "Coribante Rafael", y yo, que soy un simple mortal, no puedo más que darle la razón.

    La Cibeles divide a la ciudad en dos: el Madrid de antes, un Madrid sin alma, y el Madrid de después, un Madrid con la diosa como reina indiscutible.

    Cada victoria del "Rea l" Madrid es un guiño a la diosa Rea, una "anáfora" futbolística. Ella, con su mirada serena y su corona cívica, "rea cciona" con júbilo ante los triunfos de su equipo, "rea limentando" la llama de la victoria y haciendo "rea parecer" a los "curetes" jugadores, que bailan en su honor y le abrigan el cuello con la blanca bufanda.

    La Cibeles es una diosa popular, de pueblo llano. Lo único "real" que tiene es su nombre apocopado , Rea, porque su corazón es republicano, como la sangre que corre por las venas de los madrileños.

    Y así, con su corona de mural y su mirada cómplice, la Cibeles reina sobre Madrid, inspirando victorias, alimentando sueños y recordándonos que, al final, lo que importa es el corazón. Un corazón que, en Madrid, late con un ritmo especial, un ritmo que solo se puede entender si se conoce a la diosa.

    ¡Larga vida a la Cibeles, musa madridista y diosa republicana!

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    1. Con todos mis respetos a la República, la corona mural o almenada que doña Cibeles lleva en su testa no es necesariamente un símbolo republicano, ya que se usa indistintamente en épocas monárquicas o republicanas, y en este caso alude a su condición de protectora de una ciudad

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    2. Es que Paco ve repúblicas donde no las hay..., aunque podría haberlas

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  2. Creo recordar que allá por los cincuenta había unas camionetas, muy trabajadas, que nos esperaban a la salida de Chamartín para llevarnos al centro de Madrid. Sólo arrancaban cuando se llenaban hasta los topes. Los cobradores voceaban el destino, ya que no tenían carteles con el itinerario. El grito que tengo grabado era: ¡A Cimbeles, coche!

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  3. Gracias, Reafael, dignísimo descendiente de nuestra diosa local.

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