sábado, 28 de septiembre de 2024

Lavapiés Republicano ( parte 4).Paco Gómez.

 

Desde estas líneas quiero recordar a Machado, catedrático de este instituto, cuando no estaba en este solar de Embajadores.



Por sus creencias políticas fue expedientado por el régimen franquista y expulsado del claustro de profesores. Con la democracia, su figura fue rehabilitada.


Sirvan estos versos para reivindicar su figura.


Homenaje a Machado


En torre, plaza, dama y flor.

Su eco pervive, resonador.

De niño, sueños en cartón.

Y en versos, el alma del cantor.


Los niños juegan, cantan en coro.

Y él, maestro, siembra la palabra.

En cátedra, un faro de aurora.

Que ilumina la noche más oscura.


La fiebre, el martillo en la sien.

Y en su poesía, el alma en pie.

Las mariposas negras, el cuervo.

Y el niño que sueña, sin poder.


Monotonía de lluvia, de invierno.

Y en su verso, la luz del almendro.

La muerte, la ausencia, el destierro.

Y el alma errante, sin reposo.


En Embajadores, su voz renació.

En el Cervantes, su espíritu se halló

un nuevo hogar, donde el verso floreció.

Y su legado, eterno, brilló.


Termino con una de sus mejores composiciones que hace mención del duelo de las dos Españas.

Proverbios y cantares


Nuestras horas son minutos

cuando esperamos saber,

y siglos cuando sabemos

lo que se puede aprender.


La envidia de la virtud

hizo a Caín criminal.

¡Gloria a Caín! Hoy el vicio

es lo que se envidia más.


No se extrañéis, dulces amigos,

que esté mi frente arrugada :

yo vivo en paz con los hombres

y en guerra con mis entrañas.


Ayer soñé que veía

a Dios y que a Dios hablaba :

y soñé que Dios me oía ...

Después soñé que soñaba.


Bueno es saber que los vasos

nos sirven para beber,

lo malo es que no sabemos

para qué sirve la sed.


Todo pasa y todo queda

pero lo nuestro es pasar,

pasar haciendo caminos

caminos sobre la mar.


Hay un español que quiere

vivir y a vivir empieza

entre una España que muere

y otra España que bosteza.


Españolito que vienes

al mundo, te guarde Dios.

Una de las dos Españas

ha de helarte el corazón.


Antonio Machado 


Clic en el enlace


https://www.angelpuente.es/antologia/proverbios.ogg


viernes, 27 de septiembre de 2024

El Cerrillo del Rastro ( Lavapiés Republicano, parte 3)Paco Gómez.

 Del Cerrillo del rastro a General Vara del Rey, pasando por la Plaza de Antonio Zozaya.



Imagínate esta plaza. Antes era la explanada que dejó el matadero de Cerdos, un cerrillo donde se amontonaba todo lo que ya no servía, un pequeño basurero al lado del Rastro. ¡Qué cambio, eh! Con el tiempo, se convirtió en un lugar más bonito y se decidió ponerle un nombre. 


Primero fue Antonio Zozaya, un periodista muy famoso de la época. Los vecinos y visitantes la conocían como la plaza de Zozaya. Pero la vida, y los nombres de las calles, cambian. 


Más tarde, se decidió honrar a un general, Joaquín Vara de Rey, que se portó como un héroe en una guerra. Así que, ¡zas!, la plaza pasó a llamarse Plaza del General Vara de Rey.


¿Y por qué tantos cambios? Pues mira, a veces las ciudades cambian y con ellas los nombres de sus calles. Es como cuando te cambias de casa y tienes que poner tu nombre en el buzón.

Y eso es lo que pasó. Llegó la dictadura de Franco y el cambio del nombre, ya que el dictador estaba enfadado con todo lo que sonará a república y cambió el nombre de la plaza pero se olvidaron de algo muy importante y era quitar la placa de la plaza.. ¡Con las plazas pasa lo mismo!


Lo importante es que, hoy en día, la Plaza del General Vara de Rey sigue siendo un lugar muy conocido y querido por los madrileños. Y si te paseas por allí, puedes pensar en todas las historias que esconde este pequeño rincón de la ciudad. 


Pero, ¿quién era Antonio Zozaya?: Un tipo listo y comprometido

Imaginaos a un señor muy inteligente, que leía muchísimo y escribía un montón. Ese era Antonio Zozaya. Nació en Madrid, fue discípulo de Giner de los Ríos, Salmerón y Gumersindo de Azcárate.

Pero vivió mucho tiempo en otros lugares, como México, donde murió. Era abogado, pero también periodista, escritor y filósofo. ¡Todo un todoterreno!


Un republicano de los de antes

Zozaya era un tipo muy comprometido con la libertad y la justicia. Era de los que creía que todos somos iguales, sin importar de dónde vengas o cuánto dinero tengas. Por eso, era republicano, es decir, estaba en contra de los reyes y quería que el país lo gobernara el pueblo.


Un escritorazo

Además de ser un pensador profundo, Zozaya era un escritorazo. Escribió un montón de artículos sobre política, historia y filosofía. También escribió novelas y tradujo a muchos autores importantes. ¡Era un auténtico genio!


La placa del bar Santurce

Pues bien, este señor tan listo y comprometido vivió muchas aventuras y luchó por sus ideales. Y para recordarlo, en Madrid, en la plaza de General Vara del Rey, hay una placa en su honor, justo encima del bar Santurce. Así que, la próxima vez que paséis por allí, podéis levantar la vista y pensar en Antonio Zozaya, un hombre que dedicó su vida a hacer del mundo un lugar mejor.


¿Por qué era republicano?

Los republicanos, como Zozaya, creen que el poder debe estar en manos del pueblo, y no de una sola persona (un rey o una reina). Piensan que todos somos iguales y tenemos los mismos derechos, y que nadie debería tener más privilegios que otros. Además, suelen ser muy defensores de la educación y la cultura, porque creen que son fundamentales para que las personas puedan pensar por sí mismas y tomar sus propias decisiones.


En resumen:

Antonio Zozaya fue un hombre muy inteligente y comprometido con sus ideales. Era un republicano que luchó por la libertad y la justicia. Y aunque ya no está con nosotros, su legado sigue vivo gracias a su obra y a esta placa que nos recuerda su figura.

jueves, 26 de septiembre de 2024

Vestigios republicanos en Lavapiés. ( Parte 2).Paco Gómez.


 Un edificio neo barroco en pleno  Lavapiés republicano.


Intentaré hacer un resumen sobre las líneas más importantes de este edificio.


Me refiero al edificio de la Ribera de Curtidores 2, un imponente inmueble de estilo neo barroco construido en 1935 bajo la dirección del arquitecto Francisco Javier Ferrero.


 A pesar de ser obra de uno de los máximos exponentes del racionalismo madrileño, este edificio se aleja de ese estilo para abrazar un diseño historicista, inspirado en la arquitectura palaciega de los Austrias.


La portada neo barroca es el elemento más destacado.


Estilo historicista: Ferrero se inspira en el barroco temprano, con un diseño que recuerda a los palacios de los Austrias, caracterizados por su planta rectangular, cubiertas de pizarra y torres angulares.


Influencias de la arquitectura madrileña. Aunque se aleja de Ribera, Ferrero incorpora elementos comunes en la arquitectura madrileña de la época, como los utilizados en edificios emblemáticos como el de Telefónica o el España.

Materiales y acabados: El edificio combina ladrillo, granito, revoco y caliza, creando una rica paleta de colores que recuerda a la arquitectura de los Austrias.


Simbolismo republicano: A pesar del estilo historicista, el edificio conserva un vestigio de su época de construcción: el escudo republicano que corona su portada. Este detalle es especialmente significativo, ya que durante la dictadura franquista todos los símbolos republicanos fueron eliminados.


Otros aspectos destacados del edificio.


Adaptación al terreno. El edificio se construye sobre un terreno con un fuerte desnivel, lo que obliga a Ferrero a diseñar una terraza que sirve como base y plataforma para la fachada principal.


Funcionalidad: Además de su belleza estética, el edificio cumple una función social, albergando diversas dependencias municipales y servicios como una Casa de Socorro.


Reconocimiento: La prensa de la época elogia el edificio, destacando su belleza y armonía.


En conclusión, el edificio de la Ribera de Curtidores 2 es un ejemplo de cómo el neo barroco se fusionó con elementos modernos para crear un edificio imponente y funcional. Su portada neo barroca, con el escudo republicano como testigo silencioso, lo convierte en un testimonio de la rica historia arquitectónica de Madrid y de la compleja relación entre pasado y presente en la ciudad.


martes, 24 de septiembre de 2024

Vestigios republicanos en Lavapiés y sus aledaños. Paco Gómez.

 

"La Fuente de los Machos y otros cuentos de Lavapiés"


¿Te acuerdas de esa fuente que está ahí, en Lavapiés, a la que todo el mundo le decía "la de los machos"? Pues sí, esa misma. ¡Y es que la gente juraba que si te bebías un trago de su agua, te ponías más fuerte que un toro!


En realidad, su nombre oficial es la fuente de Cabestreros, pero a la gente siempre le ha gustado más llamarla así, por lo de los machos. Y es que, antiguamente, se creía que el agua que salía de ahí tenía poderes mágicos para los hombres. ¡Imagínate!


Lo cierto es que esta fuente lleva ahí desde hace siglos. Antes era mucho más ostentosa, con dos caños y un montón de gente haciendo cola para llenar sus cántaros. Pero luego, cuando pusieron el Canal de Isabel II y trajeron el agua a todas las casas, la fuente se quedó un poco anticuada.


Así que la cambiaron por otra, más moderna, con unas luces muy chulas. Pero tampoco duró mucho, porque en 1934 la quitaron y pusieron la que tenemos ahora, la de la República. Esta sí que es especial, porque la hicieron justo cuando estábamos en la Segunda República.

Y lo más curioso de todo es que esta fuente sobrevivió a la Guerra Civil y a la dictadura de Franco. ¿Cómo? Pues gracias a un señor que tenía un quiosco justo al lado y la tapaba con él. Se llamaba Enrique y era un tío enorme, como un armario. ¡Nadie se atrevía a tocar la fuente con él vigilando!

Así que ya ves, esta fuente tiene mucha historia. Y es que, además de ser un lugar donde la gente iba a refrescarse, también era un punto de encuentro para el barrio. ¡Cuántas historias se habrán contado allí!




Calle de Sombrerete.Paco Gómez.

 



La calle del Sombrerete tiene su origen en un hecho histórico que cuenta Fernando de Herrera en su poema "Por la pérdida del rey don Sebastián". Pero vamos al lío.


Origen del nombre de la calle Sombrerete.


Al principio, la calle se llamaba "Calle del Sombrerete del Ahorcado". La historia va de un tal Gabriel de Espinosa, un maestro pastelero que se hizo pasar por el desaparecido Don Sebastián, el rey de Portugal, y acabó condenado a muerte en 1595.


La movida no solo le afectó a él, sino también a otros compinches. A todos les hicieron un acto de degradación poniéndoles un ferreruelo negro y viejo (una especie de capa sin capucha que solo cubría los hombros, el pecho y la espalda) y un sombrerete.


Uno de los condenados fue el portugués Fray Miguel de los Santos. Después de muerto, pasearon su sombrerete por toda la Villa en lo alto de un palo y lo tiraron a un montón de estiércol en los corrales del escribano Antonio Cros y Estrada, que se supone estaban cerca de esta calle. Así que, aunque hoy la calle tiene un nombre curioso, en realidad es un recordatorio de estos sucesos tan dramáticos.


Este rollo del pastelero Espinosa y sus colegas fue llevado al teatro y a la novela varias veces, siendo la más famosa la de José Zorrilla en su obra "Traidor, inconfeso y mártir". El "Pastelero de Madrigal" cuenta lo mismo.

lunes, 23 de septiembre de 2024

Mapa interactivo del XIX.Paco Gómez.

 "Álvaro Ruiz Cuevas, erudito de la historia patria, nos ha obsequiado con un portento de erudición que nos transporta, cual máquina del tiempo, al Madrid de 1877. Con este mapa interactivo, obra maestra de la investigación histórica, nos sumergimos en la villa y corte de aquellos años, cuando el siglo XIX aún palpitaba con fuerza.


Al echar la vista sobre este plano, nos asalta una sensación de familiaridad mezclada con asombro. Las casas, los edificios públicos, los recovecos de las calles... todo nos resulta cercano y, a la vez, infinitamente lejano. Y es que Madrid, a pesar de los siglos transcurridos, conserva un alma inmutable, un carácter que la hace única.


Los edificios sombreados en este mapa son los más señeros, los que marcaron la vida de la ciudad en aquel entonces. Con tan solo pulsar sobre ellos, se nos revelan instantáneas de una época pasada, como si levantáramos un velo que oculta un tesoro. ¡Qué maravilla contemplar aquellas fachadas, aquellos balcones, aquellas calles empedradas!


Y al detenernos en el barrio de Lavapiés, no podemos por menos que sentir una punzada de nostalgia. ¡Qué grande se nos antoja en comparación con el Madrid de hoy! Y es que en aquellos años, Lavapiés era el corazón palpitante de la ciudad, un hervidero de vida, un crisol de culturas.


Galdós, aquel maestro de la novela realista, supo captar como nadie el alma de Madrid. En sus páginas, la ciudad cobra vida, con sus luces y sus sombras, con sus alegrías y sus miserias. ¿Quién no recuerda aquella descripción magistral de Fortunata y Jacinta, donde el ruido de las cubas de los aguadores, el fragor de los coches de correos y el olor a ropa tendida se entremezclan para crear una atmósfera única?


Solo un enamorado de Madrid puede escribir así, con tal pasión, con tal conocimiento. Y solo un enamorado de Madrid puede honrarla de esta manera, creando una herramienta que nos permite viajar en el tiempo y descubrir cómo era la ciudad que tanto amó.


Así pues, demos gracias a don Álvaro Ruiz Cuevas por este magnífico regalo. Gracias a él, podemos seguir los pasos de Galdós, de Espronceda, de Quevedo, de todos aquellos que hicieron de Madrid la ciudad 

que es hoy. Gracias a él, podemos sentirnos más cerca de nuestras raíces y comprender mejor quiénes somos."


Clic en el enlace...


https://www.madridxix.es/IDE/v_edificios_publicos.html#

domingo, 22 de septiembre de 2024

Canto a Teresa, en sombras y desdenes.Paco Gómez.

 Un amor romántico en Lavapiés. Los enamorados, un poeta y una chiquilla. El lugar, la calle de Santa Isabel

Trataré de contarte la historia dramática en prosa y en verso, tal como si lo hiciera el poeta de "las oscuras golondrinas"


El título:

Canto a Teresa, en sombras y desdenes.

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Espronceda y Teresa  al parecer se conocieron en Lisboa. Después de la caída del trienio liberal, los liberales tuvieron que exiliarse. Espronceda y la familia de Teresa Mancha Arroyal, hija del coronel Epifanio Mancha, gran defensor de La Pepa y por tanto liberal.

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En Lisboa, exiliados, nuestros ojos

Se cruzaron, dos almas en la noche,

Liberales de corazón, sin despojos,

Unidos por la patria y por la roche.

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Marcharon después a Londres. Allí entablan una gran amistad que con el tiempo termina en un enamoramiento.

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A Londres fuimos, fugitivos del rey,

Y en su frío abrazo, nuestro amor nació.

Pero el destino, cruel, quiso que en un rey

Hallara mi amada un refugio, un consuelo.

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El coronel llevaba ya tiempo sin percibir su sueldo y atravesaba estrecheces económicas, por lo que la boda de Teresa con el próspero comerciante de Bilbao, Gregorio de Bayo, aligeraba la situación de la familia. Se casaron el 15 de octubre de 1829, el novio con 21 y Teresa con 16.

Un matrimonio de conveniencia.

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Un matrimonio, un pacto, una mentira,

Que no pudo apagar la llama encendida.

París nos vio, amantes, en la fría

Noche, donde el amor era prohibido.

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La relación de Teresa y el poeta no termina. El matrimonio se traslada a Paris. Espronceda también emprende camino y se aloja en el mismo hotel.

Espronceda, fichado por la Policía de Francia y Gran Bretaña como agente de Francisco Espoz y Mina y de José María de Torrijos para derrocar el régimen de Fernando VII. 

El matrimonio de Gregorio y Teresa acabó en París.

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Conspiradores, perseguidos, sin paz,

Vivimos nuestro amor, a escondidas.

Pero el destino, cruel, nos separó, más

Que la distancia, la duda, las heridas.

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Ella regresó a Londres para despedirse de la ciudad y la familia. Los amantes se trasladaron primero a París; después a Madrid gracias a una amnistía; en 1834 nació su hija Blanca; Espronceda trabajaba en El Siglo, defensor del liberalismo progresista lo que implicaba que cuando gobernaban los moderados él era desterrado a Cuellar (Segovia) o Badajoz, su ciudad natal, y ella se quedaba en Madrid

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Madrid nos vio, padres de una niña,

Fruto de nuestro amor, en tierra extraña.

Pero la política, esa fiera ingrata,

Nos separó, una y otra vez, en España.

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Teresa se enamoró de un amigo de José, Narciso Escosura, con quien se casó y tuvo una hija en mayo de 1837; murió joven, el 18 de septiembre de 1839 a los 26 o 27 años de edad. 

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Escosura, otro amor, en mi lugar,

Se adueñó de tu corazón, mi amada.

Y tú, mi estrella, fuiste a descansar,

Dejando en mi alma una herida profunda.

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Su capilla ardiente se instaló en la calle Santa Isabel de Madrid donde el poeta romántico, acudió a verla muerta y remató el desdichado romance con el poema Canto a Teresa que ha puesto el póstumo broche literario al amor de la pareja que vivió su pasión en Londres en un triángulo político, económico y sentimental.

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En Santa Isabel, te vi por última vez,

Inerte, fría, como una estatua de marfil.

Y en mi dolor, nació este canto, que es

Un lamento eterno, un dolor sin fin.

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sábado, 21 de septiembre de 2024

La Puerta del Casino de la Reina.Paco Gómez.


 Dónde está la Puerta del Casino.

Te doy algunas pistas:


Un regalo nupcial, un capricho real,

para una reina que reinó sin igual.

En Madrid se alza, un jardín sin igual,

donde una puerta mudó de lugar.

¿Dónde hallarás hoy esta puerta real?




Del Portillo salió, en nueva morada,

una puerta antigua, de historia pesada.

En un jardín real, ahora descansa,

¿Dónde está hoy, quién podrá adivinar?



En el Capricho del Casino de la Reina, un misterio hay,

una puerta que se mudó un día.

De un jardín a otro, su sitio cambió,

¿Dónde está ahora, dime tú?


Sólo queda que me digas el sitio actual.



viernes, 20 de septiembre de 2024

Entarugados. Paco Gómez.

 "El Entarugado de Lavapiés: Una historia de adoquines y caballos"


¡Ey, tú! ¿Qué te crees, que sabes más que nadie? ¡Pues va a ser que no! ¿Sabes lo que es un entarugado? ¡Pues claro que no! Para eso estoy yo, un auténtico madrileño de Lavapiés, para contarte estas cosas.

Imagínate Madrid en el siglo XIX. Un caos de carruajes, caballos y gente gritando. ¡Un verdadero jaleo! Y claro, con tanto ruido, los vecinos estaban hasta las narices. ¿La solución? ¡Los entarugados! ¿Y qué es eso? Pues unos adoquines de madera que ponían en las calles para que los carruajes no hicieran tanto ruido. ¡Una pasada!


Empezaron con la calle del Barquillo y el Arenal, pero aquello fue un desastre. ¡La madera no aguantaba ni un chaparrón! Pero en algunos portales, como el de Miguel Servet 13, donde había unas caballerizas de lujo, los entarugados aguantaron más tiempo. ¡Imagínate, con tanto caballo entrando y saliendo!

No están bien conservados y algunos han sido sustituidos por adoquines de granito.

Otros entarugado que encontramos en Madrid son de número 43 de la calle de San Marcos, residencia de alguna persona principal, y que se encuentra en un estado excelente, aunque supongo que habría tenido mejor mantenimiento de ser conscientes los actuales dueños del inmueble del valor histórico que atesoran bajos sus pies.

Y luego estaba el entarugado del marqués de Linares, todo un señorito.

¡Imagínate! El marqués era una sibarita que no quería cocinas en su palacio, así que cada día bajaba un carromato con comida desde Lhardy. El ruido del carromato debió molestarle tanto que decidió entarugar el zaguán del palacio.

 ¡No quería oír ni un ruido en su palacio! Así que se pusieron entarugados en la entrada para que el carruaje que le llevaba la comida no hiciera tanto barullo. ¡Menudo caprichoso!

Creo que existe otro entarugado en un número bajo de la calle Coslada, pero no he podido confirmarlo.

Pero bueno, ¿para qué te cuento todo esto? ¡Si ahora estamos acostumbrados al ruido! Camiones, sopladores... ¡Parece que nos gusta vivir en una discoteca! Así que, la próxima vez que veas unos adoquines de madera por ahí, acuérdate de los entarugados y de cómo eran las cosas antes. ¡Y si te encuentras a un madrileño de toda la vida, pregúntale! ¡Seguro que tiene alguna anécdota que contarte!



jueves, 19 de septiembre de 2024

Neomudéjar en Lavapiés.Paco Gómez.

 El Neomudéjar en Lavapiés, un legado arquitectónico vivo.


Lavapiés, barrio madrileño de rica historia y diversidad cultural, esconde entre sus calles un tesoro arquitectónico menos conocido: el neomudéjar. Este estilo, que floreció a finales del siglo XIX y principios del XX, dejó una huella imborrable en la ciudad, y Lavapiés no es la excepción.


Un viaje en el tiempo a través de la arquitectura


Comenzaremos nuestro recorrido en el número 5 de la Ronda de Toledo, donde se levanta un edificio que nos transporta a principios del siglo XX. Se trata del antiguo taller de carpintería y almacén de maderas de Don Martín Martínez, rehabilitado actualmente como viviendas. Su diseño, obra del arquitecto José Purkiss Zubiría, es un claro ejemplo del neomudéjar popular, con una estética que combina elementos tradicionales andalusíes con las necesidades de la vida moderna.


Muy cerca de allí, en la Casa Encendida, encontramos otro hito arquitectónico. Aunque su origen se remonta a principios del siglo XX, ha sido objeto de diversas reformas a lo largo de los años. Su fachada, con elementos neomudéjares, se integra a la perfección en el entorno y es un referente cultural del barrio.


La Fábrica de galletas Pacisa, en el número 35 de la Ronda de Toledo, es otro ejemplo destacado. Su fachada de ladrillo, con reminiscencias mudéjares, era la entrada principal por la que carruajes cargados de galletas entraban y salían. Aunque la fábrica original ha sido derribada, su legado se mantiene vivo en el Circo Price, un edificio contemporáneo que ocupa su antiguo solar.


El neomudéjar en las instituciones educativas


Pero el neomudéjar no solo se hizo presente en viviendas y fábricas, sino también en instituciones educativas. Un ejemplo paradigmático es el IES Cervantes, ubicado en los antiguos jardines del Casino de la Reina. Construido en 1877 con proyecto de Francisco Jareño, este edificio es una muestra de cómo el estilo neomudéjar se adaptó a las necesidades de la época.


Un legado que pervive


El neomudéjar, con su característico uso del ladrillo y su estética inspirada en la arquitectura andalusí, es una parte fundamental del patrimonio arquitectónico de Madrid. En Lavapiés, este estilo se manifiesta en una variedad de edificios, desde viviendas y talleres hasta instituciones educativas, dejando una huella imborrable en el paisaje urbano.


Al pasear por las calles de este barrio, podemos apreciar la riqueza y diversidad de su arquitectura, y comprender cómo el neomudéjar se convirtió en un lenguaje común para expresar la identidad y la historia de la ciudad. Este legado arquitectónico, lejos de ser un mero vestigio del pasado, sigue vivo y continúa inspirando a arquitectos y urbanistas.


Conclusión


Lavapiés es mucho más que un barrio multicultural. Es también un museo al aire libre donde podemos admirar la belleza y la complejidad del neomudéjar. Este estilo, con su capacidad para adaptarse a diferentes funciones y a las necesidades de cada época, se ha convertido en un símbolo de la identidad madrileña. Al conocer y valorar este patrimonio, contribuimos a preservar nuestra historia y a enriquecer nuestra ciudad.




miércoles, 18 de septiembre de 2024

Convento de Santa Catalina de Siena en Mesón de ParedesPaco Gómez.

 He realizado esta composición a modo de canto de ciegos.


Los datos históricos manejados son los siguientes:

1. Catalina Téllez, camarera de Isabel la Católica, fundadora del convento dominicos de Santa Catalina de Siena.

2. Pepe Plazuelas, también apodado Botella, rey de España, llamado de esta forma por la abertura de plazas con la demolición de conventos.

3. Duque de Medinaceli que realizó su palacio en 1752 uniendo varios solares de la zona.

4. Conde de las Torres, heredero del solar y propietario del palacio que dona a las monjas.

5. Arquitectos del jardín, Emilio Rodríguez y Francisco Domoso.


 

   El cantar


"Las monjas de Lavapiés, las de Santa Catalina de Siena"


¡Atención, amigos, que les voy a contar!

¡La historia de un convento, antiguo altar!

En Lavapiés, un barrio de Madrid,

donde el pasado y el presente se han unido.


En tiempos de Isabel, la reina tan buena,

Su camarera fundó esta casa serena.

Santa Catalina de Téllez, su nombre llevó,

y en este barrio su historia se sembró.


De aquí para allá, el convento se fue,

hasta que en Lavapiés encontró su lecho.

En una mansión noble, de gran belleza,

vivieron las monjas, llenas de pureza.


Pero el tiempo pasó, y la ruina llegó,

el convento se cayó, su fin estaba a la mano.

Las autoridades, con pesar, debieron derribar,

solo un muro quedó, para recordar.


En una plaza, hoy, sus restos descansan,

un trozo de historia, que aún nos conmueve y fascina.

La puerta adornada, como un banco ahora está,

contando las vidas que por allí pasaban.


Así que si un día por Lavapiés pasean,

busquen este lugar, donde las monjas rezaban.

Y escuchen la historia, que el viento les contará,

de un convento que existió, y que nunca olvidarán.


¡Lavapiés, Lavapiés, barrio de tradición,!

¡Dónde la historia se mezcla con la emoción!

Sus calles y sus plazas, nos cuentan el ayer,

y en cada rincón, un nuevo porvenir.


Los arquitectos, con gran sabiduría,

intentaron salvar, esta reliquia.

Pero el tiempo y la ciudad, su curso siguieron,

y los restos del convento, así los dejaron.


¡Lavapiés, Lavapiés, barrio de tradición,!

Dónde la historia se mezcla con la emoción!

Sus calles y sus plazas, nos cuentan el ayer,

y en cada rincón, un nuevo porvenir.



Y así termina esta historia, amigos míos,

de un convento que fue, y ahora es un sitio.

Un lugar para recordar, y para reflexionar,

sobre el paso del tiempo, y la huella que dejamos atrás.


[NOTA del coplero]

Si quieren saber más, acérquense a Lavapiés,

y en sus calles antiguas, encontrarán las claves.

De un pasado glorioso, que aún pervive en el aire,

y que nos invita a soñar, y a seguir adelante.




lunes, 16 de septiembre de 2024

Endimión en la fuente de LavapiésPaco Gómez.




 ¿Qué sabemos de la escultura que coronó la fuente de Lavapiés?


Poco se sabe del origen de esta pieza, aunque, dada su factura, se cree que pudo ser hecha en Italia en el siglo XVI y que llegó a Madrid de la mano del citado comerciante Ludovico Turchi.


Mide apenas 135 centímetros de alto y presenta diferentes niveles de relieve en la parte delantera y en la trasera, esta última mucho más plana. Ello hace pensar que fue concebida para ser vista únicamente de frente y que tal vez iba a ocupar el interior de una hornacina.


A mediados del siglo XIX, se tomó la decisión de derribar la Fuente de Endimión. La escultura consiguió salvarse de la piqueta y, en 1850, fue llevada al barrio de Lavapiés, para decorar una fuente de nueva construcción, obra del arquitecto Martín López Aguado (1796-1866), que también ha desaparecido.


El mito:


El Sueño Eterno de Endimión


En la vieja Madrid, donde las sombras se alargaban y los secretos susurraban en las fuentes, vivió un pastor llamado Endimión, tan hermoso como la luna llena. Dicen que la propia Selene, la diosa de la Luna, se enamoró de él y cada noche bajaba del cielo para besarlo mientras dormía.


En la plaza de Lavapiés, en lo alto de una fuente de piedra, se alzaba la estatua de este pastor. Sus ojos cerrados parecían seguir soñando con la diosa lunar, y sus labios, ligeramente entreabiertos, invitaban a un beso.


Un secreto de mármol


Pero ¿qué secretos ocultaba esta estatua? ¿Por qué su mirada parecía tan profunda y melancólica? Algunos decían que el mármol guardaba el eco de las caricias de Selene, y que por las noches, cuando la luna brillaba más intensa, se podía escuchar el suave susurro de la diosa.


El sueño eterno


Cuenta la leyenda de que Endimión, harto de envejecer, pidió a Zeus el don de la eterna juventud. El dios, complaciente, le concedió su deseo, pero con una condición: solo podría ser joven mientras durmiera. Así que Endimión decidió dormir para siempre, y Selene, fiel a su promesa, lo visita cada noche para susurrarle dulces palabras al oído.


Un misterio sin resolver


Hoy, la estatua de Endimión ya no adorna la fuente de Lavapiés, pero su leyenda sigue viva. Algunos dicen que su espíritu aún habita en la plaza, y que en las noches de luna llena, si te acercas a la fuente y cierras los ojos, podrás sentir su presencia y escuchar el latido de su corazón de mármol.


¿Quién fue Endimión?


¿Fue un simple pastor, un dios olvidado o quizás un héroe de alguna antigua leyenda? Nadie lo sabe con certeza. Lo que sí sabemos es que su historia nos invita a soñar, a creer en lo imposible y a buscar la belleza en los rincones más insospechados de nuestra ciudad.


Y tú, ¿te atreves a buscar a Endimión en las noches de luna llena?


¡Cuidado con lo que puedas encontrar!

domingo, 15 de septiembre de 2024

Dónde está la placa.Paco Gómez.




 Hemos encontrado a Chencho, pero ¿dónde está la placa?


Con la voz entrecortada por la emoción y el nerviosismo, Isbert recorre la Plaza Mayor, escudriñando cada rincón.


Isbert: ¡Chencho! ¡Chencho, mi niño! ¡Dónde te has metido! Hace una pausa, respirando hondo. ¡Menos mal que te hemos encontrado! ¡Qué susto nos has dado! Pero, ¡ay, mi niño!, ¿y la placa? ¿Dónde está la dichosa placa? Se golpea la frente con la palma de la mano. ¡La placa! ¡La que nos costó tanto conseguir! ¡La que lleva mi nombre! ¡La que  identifica la casa que me vio nacer! ¡La que... la que...  Se quedó callado, mirando al cielo con expresión de dolor. ¡La placa, Chencho! ¡La placa se ha perdido!


Comienza a caminar de un lado a otro, agitando los brazos.


Isbert: ¡La Plaza Mayor entera, revuelta! ¡La gente mirando! ¡Y yo aquí, como un tonto, buscando una placa! ¡Una placa, caramba! ¡Qué mundo este! ¡Qué mundo! Se sienta en un banco, cabizbajo. ¿Dónde estará, Chencho? ¿Dónde estará?


Levanta la mirada, con una chispa de esperanza en los ojos. ¡Quizás alguien la haya encontrado! ¡Quizás esté en la fuente! ¡Quizás la haya llevado un niño! ¡Vamos a buscarla, Chencho! ¡Vamos a buscarla! Se levanta de un salto y arrastra a Chencho consigo. ¡No descansaré hasta encontrarla! ¡No descansaré!


Ambos se adentran en la multitud, Isbert con la mirada fija en el suelo, buscando cualquier objeto que de una pista sobre la placa.

Y tú, conocedor del barrio de Lavapies podrías ayudar a este pobre anciano a encontrar su casa, la placa que identifica la casa dónde nació.



sábado, 14 de septiembre de 2024

Cine Olimpia.Paco Gómez.

 Un poco de historia dramática para el asueto de pequeños y mayores en  días de fiesta.

(Siempre me llamó la atención el nombre de "Lo Rat Penat". ¿Quizá el nombre se debe a la Calle Valencia?)


La Sala Olimpia: Un espectáculo de siglos


En la plaza de Lavapiés, donde el tiempo se posa, Un teatro nació, un sueño que reposa. Secundino Zuazo, con trazo audaz y fino, La Sala Olimpia creó, un templo divino.


Del cine al teatro, un vaivén sin cesar, En cada cambio, una nueva historia para narrar. Lo Rat Penat, un murciélago que vuela, y Olimpia, una diosa que todo lo revela.


La II República, la guerra, el franquismo, en sus butacas, un crisol de escepticismo. Risas y lágrimas, amores y desdenes, en cada función, mil vidas y mil genes.


La Corrala llegó, con un soplo de aire fresco. El teatro renació, más vivo que un fresco. El CENNTE, un sueño de vanguardia, La escena se renovó, una nueva manga.


Pero el tiempo pasa, y todo ha de acabar. Un nuevo teatro, para empezar. Paredes Pedrosa, arquitectos de ensueño. Un edificio moderno, un legado eterno.


Valle-Inclán, para inaugurar, con honor, Divinas palabras, un eterno clamor. La Sala Olimpia, un alma que pervive. En cada función, el espíritu revive.




La editorial Calleja.Paco Gómez.

 Sólo para los cuentistas de esta tertulia. ¿Qué es? Y ¿Dónde? Aplícate el cuento y contesta, que ya te he dado muchas pistas. Por cierto durante muchos años he vivido en la casa que se edificó después de demoler este bonito edificio.