En la Plaza Mayor de Madrid, en tiempos de Felipe IV, se vivió un gran escándalo, que aún hoy se recuerda.
El rey, mujeriego
y adúltero, tenía como amante a una cómica, llamada Marizápalos, hija adoptiva
de Calderón.
Un día, el rey se atrevió a compartir el mismo palco con su esposa, Isabel de Borbón, y su querida Marizápalos.
La reina,
indignada, expulsó a la artista del palco, ante la mirada atónita del público
madrileño, que estaba más atento a este suceso, que al festejo de la arena de
la Plaza.
Marizápalos,
herida en su orgullo, convenció al rey para que le construyera un palco balcón
que compita con el de la reina.
Los deseos de la
concubina se cumplieron, y pronto se vio a la reina y a la cómica sentadas en
palcos enfrentados, como dos reinas de un reino imaginario, disputando por el
amor del rey.
Pero el promiscuo
rey, pronto se cansó de Marizápalos, quizá por la cuarentena del embarazo y el
parto de su hijo, a pesar de ser bautizado como "hijo de la tierra".
Condenada al
destierro, es encerrada en un convento de San Juan Bautista, en Valfermoso de
las Monjas.
La arrepentida
llegó a ser superiora de la Santa Casa, pero la leyenda continúa y se dice que,
en un descuido de sus guardianes, la cómica monja, se escapa, camino de Aragón,
y se esconde en el límite de las provincias de Valencia y Castellón, en lo que
llamamos la sierra Calderona, topónimo
que debemos a su nombre.
Pero volvamos al
origen de este relato, concretamente al sitio de la ubicación del balcón de la
discordia en la plaza mayor.
Pues bien, el
balcón de la discordia, se encontraba en el costado norte de la Plaza Mayor, en
el edificio de la Casa de la Panadería.
Este edificio, que
hoy alberga el Museo del Turismo, fue construido en el siglo XVII, y es uno de
los más emblemáticos de la Plaza Mayor.
El balcón de la
discordia, era un palco de madera, con una amplia ventana, que daba a la Plaza.
Desde allí, el rey
y su amante, podían disfrutar de los festejos taurinos, y de las corridas de
toros, que se celebraban en la Plaza Mayor.
Hoy, el balcón de
la discordia, ya no existe. Fue destruido en un incendio en el verano de 1790. Pero la
leyenda, sigue viva en la memoria de los madrileños, y en el corazón de la Plaza
Mayor.
Pregunta final
¿Dónde se encuentra hoy el balcón de la discordia?
La respuesta es:
En la memoria de
los madrileños, y en el corazón de la Plaza Mayor.
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