Todos ellos mandados plantar por Felipe V en el siglo XVIII. El primero estaba en el comienzo del Paseo del Prado, en Atocha. El resto siguió el eje hasta, lo que hoy son los Nuevos Ministerios. Es justo ahí donde se alzaba el quinto pino.
El quinto pino.
En el Paseo del Prado, donde el sol se refleja, cinco pinos se alzaban, majestuosos y recios.
Del primero al cuarto, la gente se encontraba, para charlar, pasear, o disfrutar del fresco.
Pero el quinto pino, distante y solitario, era un refugio para los amantes, un secreto escenario.
Allí, donde las miradas indiscretas no llegaban, sus corazones se unían, y sus almas se hablaban. En la verde sombra, bajo el cielo infinito, conjugaban el verbo que mejor sabían: el amar.
En presente, con besos y palabras dulces, en pasado, con recuerdos que sus almas esculpen.
Y en futuro, con sueños que juntos tejían, entrelazando sus vidas, bajo el quinto pino, un día.
El tiempo pasó, los pinos se marchitaron, pero la expresión "el quinto pino" quedó grabada. Y ahora, cuando algo está muy lejos, se dice, con un guiño a la historia, y un toque de ironía.
Paco, tienes que decirnos qué tipo de pino eran: piñonero, negro, silvestre, mediterráneo, carrasco, laricio....
ResponderEliminarSimplemente el Pino de los Enamorados. Una especie que florece a mediados de febrero y su fruto dura una larga vida.
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