sábado, 17 de febrero de 2024

Una pequeña Leyenda sobre el origen de la expresión cuatro gatos. Por Paco Gómez.


 

¡Toma casta, que te voy a hablar castizo!

¿Por qué a los madrileños nos llaman gatos? Te lo voy a contar, que pa eso soy un gato de pura cepa.

Allá por el año 1085, Alfonso VI, el rey de Castilla, tenía entre ceja y ceja conquistar Toledo, que era una ciudad gorda en aquella época. Pero no quería dejar a Madrid, que aunque era chiquitita, era una plaza musulmana muy bien ubicada y podía darle más de un quebradero de cabeza.

El problema era que los musulmanes tenían la ciudad bien protegida, lo que ponía las cosas más chungas. Pero la leyenda cuenta que el rey al final pudo conquistarla gracias a un chaval que escaló la muralla con una agilidad que dejó a todos con la boca abierta. "¡Sube como un gato!", decían.

Cuando el chaval llegó arriba, lanzó una soga para que subieran más soldados y así consiguieron conquistar la villa. Desde entonces, al chaval se le conoció como "El Gato" y, por extensión, a todos los nacidos en Madrid.

Aunque en Madrid hay mucha gente, son pocos los que pueden presumir de tener familia madrileña desde hace varias generaciones. Por eso se dice que aquí hay pocos gatos de verdad, que la mayoría viene de fuera. 
Y uno que se siente minino te dice que:
"A los madrileños de cuarta generación se les llama gatos y como son muy pocos se empezó a decir 'cuatro gatos'".
 Y esto fue mucho antes  de las famosas películas de los ocho apellidos vascos, catalanes y marroquís, que quede clarinete.
Y desde entonces el ordinal cuatro ha pasado a las historietas: "Tenía cuatro pelos", "te has pasado cuatro pueblos" y así podríamos seguir.

¡Y que viva Madrid, oigan!



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