martes, 30 de enero de 2024

Francisco I ¿preso? en la Torre de los Lujanes: Paco Gómez.

El 24 de febrero de 1525, en la llanura de Pavia, al norte de Italia, se libró una de las batallas más importantes de la historia. El rey Francisco I de Francia, al mando de un ejército cuatro veces mayor que el español, se enfrentó a las tropas de Carlos I de España, quienes eran dueños de Milán y su provincia. A pesar de la superioridad numérica y de artillería de los franceses, las tropas españolas lideradas por el genio de la guerra, don Antonio de Leiva, auxiliado por el marqués de Pescara y el condestable de Borbón, lograron vencer a los franceses.

En medio de la batalla, Francisco I, quien creía tener la victoria asegurada, tomó parte personalmente en la lucha. Dos cronistas franceses, Sebastián Moreau y Guillaume du Bellay, describen algunos de los acontecimientos. "La artillería del rey lanzó tal grande abundancia de tiros, que se veían volar por los aires los arneses de los caballos, y las cabezas y los brazos de la gente de a caballo y a pie, de tal manera que se hubiera dicho que disponíamos del mismísimo rayo", relata Moreau. Mientras que Du Bellay describe: "Os he dicho antes que nuestros enemigos debían pasar frente a la cabeza de nuestro ejército, por lo que el gran maestre de la artillería de Francia había situado sus piezas en lugar tan ventajoso para nosotros que se veían forzados a correr en hilera para cubrirse de nuestra artillería y ganar el valle. Sin embargo, golpe tras golpe, nuestras piezas hacían brecha en sus batallones, y sólo habríais visto volar cabezas y brazos".

En la llanura de Pavia,

se libró una gran batalla,

donde el valor y la astucia

se midieron sin igual.

Los franceses, confiados,

creían tener la victoria,

mas los españoles, aguerridos,

les demostraron su valía.

Con la artillería en mano,

los soldados se enfrentaron,

y en medio de la refriega,

los cuerpos se despedazaron.

Mas al final, la victoria

fue para los españoles,

quienes con gran destreza

derrotaron a los franceses.

¡Que viva la batalla de Pavia,

y los soldados que lucharon en ella!

Derrotado los franceses, Francisco I fue conducido a España, y al llegar a Madrid se le alojó decorosamente, pero con estrecha vigilancia de guardias día y noche, en el Alcázar, es decir en el Palacio Real. Es curioso cómo se ha forjado la leyenda de que se le puso prisionero en la Torre de los Lujanes. Esta torre fue una de las que en la Edad Media se construyeron para defender la villa de un posible retorno de los moros. Pero a la vez era una de las torres de los linajes más distinguidos de la población. En el siglo XIV y principios del XV se había creado en todas las ciudades de Europa una dicotomía de poder local, repartiéndose, o disputándose, según los casos, el mando de las ciudades dos familias poderosas. Es el caso de los Capuletos y Montescos de Verona, o de los Golfines de arriba y los Golfines de abajo, de Cáceres, o el de los duques de Medina-Sidonia y de Arcos en Sevilla; a veces tan enfrentados estos linajes, que llegaban a mantener guerras dentro de las ciudades, disparándose con ballestas y falconetes de artillería, desde la torre de unos a la torre de otros. Esto siguió ocurriendo hasta que los Reyes Católicos mandaron quitar las almenas de las torres de particulares, y rebajar la altura de las mismas A esa época pertenece la torre que por el apellido de sus poseedores, Luján, o Luxán, se llamó Torre de los Lujanes. Sin embargo, al perder los de esta familia su prepotencia, y disminuida de altura, simbólicamente, su torre, la vendieron a don Hernando de Alarcón, que era un valiente capitán de los Tercios españoles en Italia, y que tras la batalla de Pavía, fue encargado de la custodia de la persona de Francisco I. El hecho de que Hernando de Alarcón fuera el propietario de la Torre de los Lujanes, y que se le hubiera encargado mantener en prisión a Francisco I, es lo que dio motivo para que un cronista mal informado, Gil González Dávila, escribiera que el rey francés estaba prisionero en la Torre de los Lujanes.

Hernando de Alarcón
La cautividad de Francisco I duró desde el mes de marzo de 1525 hasta el 21 de febrero de 1526. Bien es verdad que no permaneció todo ese año en el Alcázar de Madrid, pues en alguna ocasión el emperador Carlos I le invitó a comer en Getafe, en Torrejón y en Illescas. De ello hay testimonio notarial. En cada una de estas salidas, Francisco I pernoctó en castillos o casas principales de los pueblos mencionados, pero siempre bajo la estricta vigilancia de don Hernando de Alarcón y sus guardias. Para los asuntos domésticos del rey francés, visitas y correspondencia, fue comisionado por Carlos I, con severas instrucciones, el virrey de Nápoles, a quien Francisco se había rendido, y que quedó como responsable de su prisionero.

Por fin, el 21 de febrero, y habiéndose firmado capitulaciones entre Carlos y Francisco, tanto de paz como de asuntos políticos, sobre la participación de Francia en el concierto europeo, se deter minó poner en libertad a Francisco I, conduciéndole hasta la frontera francesa. Sin embargo, aún permaneció vigilado por Hernando de Alarcón, quien con una fuerte escolta de caballo, condujo al francés hasta la frontera de Fuenterrabía, donde le aguardaban personalidades francesas,  se le dejó libre recobrando así su reino.

Hernando de Alarcón, el mismo día en que se decretó la libertad y vuelta a Francia de Francisco I, fue premiado, tanto por sus servicios en la guerra como por su buen desempeño en la guarda del prisionero, con el título de marqués de Valla Siciliana cuyo escudo, del linaje de los Alarcón, aún puede verse en la hermosa portada de piedra de la casa de los Lujanes, en la Plaza de la villa.

Sobre este hecho puede consultarse lo siguiente: clic en el título 

El cautiverio de Francisco I de Francia en Madrid.

¿Estuvo realmente Francisco I en la Torre de los Lujanes?.

La historia del cautiverio de Francisco I en Madrid tras ser derrotado ....

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario