En mi sencilla, pero para mí entrañable, biblioteca los libros relativos a Madrid ocupan un considerable espacio que suelo denominar: Madriteca. En ella hay de todo, como en botica: Historia, costumbres, edificios, parques, calles, gastronomía, noticiario, anecdotario y un amplio etcétera, que incluye, por ejemplo, cementerios.
Tan variada temática es fruto de
la pluma (o ahora del ordenador) de gentes tan ilustres como, por ejemplo, Tormo,
Luján, Carandell, Cela, Azorín o el actual Trapiello, pero también de amigos
que no tienen nada que envidiar a los anteriores, como Carlos Osorio, Álvaro Benítez,
Antonio Pasies, Adriana Sánchez o Maribel Piqueras. Yo mismo, con mi pedernal
reciclado, ocupo un huequecito.
A estos libros en lo que se habla
explícitamente de Madrid habría que añadir otro montón de ejemplares en los que
Madrid aparece de fondo, lo que le convierte en un protagonista más, sin el
cual no se entendería nada de lo que se lee y sucede en ellos. Baste citar las novelas de
Galdós o Baroja para entender a qué me refiero.
Espacio de la Madriteca |
De acuerdo con mi idiosincrasia, fui comprando y leyendo semanalmente cada fascículo; cuando se llegaba a una veintena, compraba las tapas para encuadernarlos y le llevaba el conjunto de fascículos y tapas a Senén que componía con esmero cada tomo de la Colección. En total, son 2.000 páginas, distribuidas en 100 fascículos, agrupados en 5 tomos.
Cada fascículo incorporaba una contraportada con un/una madrileño/a ilustre con las que se podía componer un sexto y curioso Tomo. La tapa de cada tomo contiene el grabado notable de un edificio o monumento destacado de Madrid.
Grabados de las Tapas |
Marco político: El Prólogo de la obra lo escribe el Alcalde
José Luis Álvarez en octubre de 1978, y en él describe Madrid como un compendio
heterogéneo de virtudes (historia, arte, literatura…) pero también de problemas
que no esconde, como los asentamientos
defectuosos (El Puente de los Tres Ojos, Palomeras, La Celsa, le Tejar de
Luis Gómez, Carabanchel o Valdecelada) o urbanizaciones equivocadas con equipamientos insuficientes (Lavapiés, Orcasitas,
Vallecas y Canillas) y no esconde esas deficiencias, porque confía en conseguir un Madrid
mejor que las supere. Pues bien, en las Elecciones Municipales de abril de 1979,
aunque la mayoría la obtiene UCD, se proclama Alcalde Enrique Tierno Galván,
que escribe el Epílogo de la Colección, dando continuidad y normalidad a la
alternancia política, que culmina lo bien hecho, sin arrasar lo anterior por
ser obra del “enemigo”. Esto es, en mi opinión: DEMOCRACIA.
Por su parte, el Contenido de la obra es, para mí,
Madrid en estado puro. Para empezar
cada Tomo tiene un Coordinador distinto, que ya imprime un cierto carácter
fruto de su personalidad, y ¡ojo al dato! de los seis coordinadores, sólo tres
son nacidos en Madrid (Terán, Navascués y Del Corral) mientras que Molina es
jerezano, Azcárate, vigués y Bonet, coruñés; “Madrileñismo puro”.
La estructura de la obra es sencilla:
Se toma el mapa de Madrid se delimitan zonas como piezas de un puzle y se
encomienda a un autor (en ocasiones son dos) que la describa como él crea más
oportuno, de acuerdo con la naturaleza de la zona y con la propia sensibilidad
y experiencia de autor. Esto proporciona a la Obra una riqueza, una heterogeneidad y una
cierta anarquía, que también me parecen muy “madrileños”. Conviven enfoques
históricos, con los urbanísticos, los artísticos o los sociológicos en un encantador
y didáctico totum revolutum.
Baste con algún ejemplo del Tomo 1: Plaza de Oriente-Carabanchel.
Junto a descripciones “clásicas” como la que hace Mercedes Agulló de Sacramento, que podría ser la de un guía
de los que enseñan Madrid, está la casi exclusivamente arquitectónica que
Fernando Chueca hace La Almudena, que
contrastan fuertemente con lo que escriben Elena Estella y Aurora García en el fascículo
Latina (Lucero, Cármenes, Aluche), de
profundo contenido sociológico.
¡Todo eso y más es Madrid!
Por último, señalar que el tomo
de los Cien Madrileños Ilustres (entre los que hay 19 mujeres) también responde
a la variedad de posiciones sociales, oficios y méritos de los cien elegidos, desde
Isidro, a Beatriz Galindo, Carlos III, Luis Candelas, La Fornarina o Jardiel. De
nuevo, MADRID
Toda una joya. Recuerdo que por los años 85, el periodo ABC, hizo algo parecido, unas publicaciones semanales sobre cada barrio de Madrid. Estos ejemplares los conservo, al igual que otra bibliografía sobre Madrid.
ResponderEliminarSon un auténtico documento las imágenes, pese a que el offset y el papel estucado acusan el paso de los años. Las fotos del centro sugieren el entretenimiento de buscar las diferencias mientras que de algunos barrios de la periferia no queda absolutamente nada, en la mayoría de los casos a Dios gracias.
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